Lanús tuvo cortes prolongados, incluso mayores a lo de distritos vecinos. Eso derivó en falta de agua y hartazgo de los vecinos.
El apagón de ayer dejó a Lanús, junto con Lomas de Zamora y Ezeiza, entre los municipios más afectados del conurbano bonaerense.
La falta de luz no sólo interrumpió el suministro eléctrico, sino que también derivó en una serie de problemas adicionales que afectaron la vida diaria de los vecinos.
Con temperaturas cercanas a los 40 grados y una sensación térmica que los superaba, el calor extremo se sumó a la angustia de los danmificados
A la falta de electricidad, se añadió la escasez de agua en muchas casas. La interrupción del servicio eléctrico afectó el funcionamiento de las bombas de agua, lo que provocó una baja presión o, en algunos casos, la completa falta de suministro.
Este panorama se hizo aún más difícil en una jornada de calor agobiante, donde los aires acondicionados, ventiladores y otros dispositivos de refrigeración eran vitales para soportar la temperatura sofocante.
Los comerciantes, los más afectados pero acostumbrados
Los comercios de la zona también fueron gravemente afectados por la falta de electricidad.
Los negocios que dependen de la cadena de frío, especialmente los que venden alimentos perecederos fueron los más perjudicados.
Los comerciantes se encontraron con la difícil tarea de lidiar con productos que se estropeaban rápidamente debido a la falta de frío y la búsqueda desesperada de alternativas para perder menos.
En muchos casos, los pequeños comercios que están acostumbrados a los cortes de energía debido a la deficiencia del servicio tienen un plan B para estos casos como un grupo electrógeno.
Sin embargo, el contexto de calor extremo y la duración del apagón hicieron que esta vez el impacto fuera mucho más grave.
Algunos dueños de comercios se vieron obligados a tirar alimentos en buen estado, mientras que otros tuvieron que cerrar temporalmente sus puertas, perdiendo ventas en un día de altas temperaturas.
En medio del caos, muchos vecinos se manifestaron en las redes sociales, exigiendo respuestas por parte de las autoridades y de las empresas de energía. "Es un desastre, no se puede vivir así", expresaron algunos usuarios, otros denunciaban la falta de información sobre los tiempos estimados para la restitución del servicio.
Mientras la mayoría esperaba resignada el restablecimiento del servicio, a medida que la temperatura subía, se intensificaba la sensación de vulnerabilidad frente a un sistema de distribución energética que parece no dar respuesta; una situación que ya no sorprende a nadie.